Rosalba Martínez Ríos, enfermera de profesión, no está acostumbrada a festejar el Día de las Madres, pero este año será distinto porque la pequeña celebración que organizaron sus compañeros de trabajo será con el extremo cuidado de no contagiarse de Covid-19.
Con 22 años de experiencia en el campo laboral, Rosalba sabe que el más mínimo error en los protocolos de higiene y la colocación del equipo de protección personal para brindar atención a un paciente positivo con dicho padecimiento es suficiente para condenarla a contagiarse con el virus que en la entidad mexiquense.
Por esa razón, tanto en su campo laboral en la Cruz Roja Mexicana delegación Toluca, como en el nosocomio privado en el que labora en la colonia El Pedregal de la Ciudad de México, extrema las precauciones para evitar exponerse y poner en riesgo a su única hija de tan sólo 9 años, al Covid-19.
En días pasados Rosalba tuvo contacto con un paciente positivo a Covid-19, situación que se ha convertido en una rutina de un tiempo a la fecha.
“Mi hija incluso me dijo: ¿sabes qué mama? Ya no quiero que vayas a trabajar porque ya no te veo, no tienes tiempo suficiente para mí y te estás arriesgando mucho, es muy peligroso tu trabajo’”. Estas palabras, a decir de Rosalba, la motivaron a seguir cumpliendo con su labor, pues así como ella tiene la oportunidad de regresar a casa para convivir con su hija María Fernanda, los pacientes a los que atiende tendrán la misma posibilidad.
“Ha comprendido muy bien mi chiquita, sabe que tengo una profesión en la que debo atender a los pacientes que lo requieren para que puedan mejorar”, dice orgullosa Rosalba.
Pese a que Rosalba no está acostumbrada a celebrar el 10 de Mayo, siempre hay oportunidad de realizar partir un pastel con sus compañeros de trabajo, sin embargo este año el festejo es distinto, pues al verse cercana al riesgo de contraer Covid-19, el significado de ser madre abunda por todas las células de su ser.
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