
Con el arranque de las nuevas administraciones municipales mexiquenses ha salido a relucir el desastre tremendo que Morena dejó a su paso, por si alguien se preguntaba la razón por la que perdieron en tantos lugares en la elección del año pasado.
Resulta que las manifestaciones por falta de pago a los trabajadores no era más que uno de los síntomas de la tremenda infección que corroía las entrañas de las alcaldías. Y ahora resulta que Morena tiene una campaña en la que dice que ellos sí son la solución.
Toluca, Naucalpan, Santiago Tianguistenco y otros más dieron la nota de fin de año con municipios en total caos, en el abandono de la autoridad municipal y con los alcaldes empacando para partir alegremente hacia el horizonte. ¿Y el OSFEM? Cómo no se dio cuenta de la forma en que estos gobiernos municipales se descomponían.
Este partido, que tanto prometía, no solo defraudó la esperanza de la gente, sino que sus correligionarios violaron la ley una y otra vez impunemente. Pero también resulta lamentable el silencio de otras fuerzas políticas que, como el PRI, no se han pronunciado en torno al desastre de las pasadas administraciones municipales.
Los morenistas son tan descarados que, mientras medio estado ardía en el caos que sus alcaldes sembraron, lanzaron su campaña “El Estado de México merece un gobierno de Morena”, como si nada pasara.
Las repercusiones políticas de sus malos manejos apenas se asomaron en la elección de junio, pero les esperan sorpresas desagradables para el 2023.
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