“Agradezco la visita de Rohan Patel, director de Desarrollo de Negocios de Tesla, así como de Eugenio Grandio, director de Mercado en México. Pronto habrá más buenas noticias”, aseguraba el pasado 14 de febrero el canciller Marcelo Ebrard, en su cuenta de Twitter. El mensaje, rebosante de optimismo, ha tardado menos de 15 días en cumplirse. Elon Musk, de nuevo el hombre más rico del mundo, ha elegido a México para construir una planta de autos eléctricos. El aterrizaje de Musk en México, aunque aún esté pendiente por revelarse su ubicación y monto de desembolso, supone para los líderes y especialistas del sector una apuesta segura para convertir al país en un hub de ensamblaje en América Latina para este tipo de tecnología.
México ya ha dado certeros pasos en esta senda. Plantas como Audi o BMW cuentan actualmente con líneas de producción de autos eléctricos. Sin embargo, expertos en la industria advierten de que la llegada de esta mega factoría a suelo mexicano supondría un catalizador para disparar la producción de este tipo de coches.

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