
El INE apuntala el sesgo priísta del órgano electoral en el estado de México. Por unanimidad, designó a Amalia Pulido nueva presidenta del Instituto Electoral del Estado de México (IEEM).
El trance, constituye un posicionamiento político del INE, en que será la madre de todas las elecciones.
En 2023 no sólo se jugará la gubernatura de la entidad, sino que será un preámbulo determinante para la elección presidencial de 2024. Será un test importante, ya que la entidad cuenta con la lista nominal más grande del país.
Además, el PRI se juega su existencia, ya que de perder el estado quedaría al borde de la extinción.
Resulta desconcertante que los consejeros del INE hayan designado una nueva presidenta con una clara inclinación hacia el partido en el poder.
Hasta parece una nueva provocación, en la larga secuela de desencuentros y choques con el gobierno de AMLO.
Amalia Pulido Gómez tiene 33 años, profesora e investigadora del CIDE. Es doctora en ciencia política, egresada de la Universidad del Norte de Texas, con líneas de investigación enfocadas a los sistemas de partidos, así como violencia política y guerras civiles.
En redes, Amalia es crítica a la 4T y AMLO, por lo cual la representación de Morena cuestionó su imparcialidad.
Los consejeros la defendieron; en particular la consejera Dania Paola Ravel se convirtió en defensora de oficio, al señalar que también ha criticado al PAN y al PRI. Aunque son trabajos de larga data. Ciro Murayama exaltó el deber crítico de todo académico. Como si los académicos estuvieran ungidos por un manto mágico de pureza.
No importa si fue a Calderón y su política de guerra contra las drogas hace más de 15 años o las alianzas entre el Verde y el PRI de hace 10 años. Las críticas en diferentes momentos valen lo mismo.
Ser académico no te salva de los sesgos. Recuerdo el papel que hizo Javier Aparicio, también académico, compañero de Amalia en el CIDE.
Fue contratado por el IEEM como asesor en el PREP y conteo rápido.
En comparecencia para ser consejero electoral del INE, incurrió en graves contradicciones. Primero reconoció que la elección de 2017 en el Edomex, fue sucia y así se lo hizo saber al presidente del IEEM después del proceso.
En seguida se deslinda, a pesar de haber hecho un examen de conciencia, él entregó los resultados dudosos del conteo rápido que fueron determinantes en el fraude. Me pregunto, por qué avaló los resultados y apalancó con su conteo rápido ante un proceso cargado de irregularidades. ¿No habría sido más honesto, al detectar la inmundicia con la que se manejó el proceso, haber renunciado o, mejor: denunciado?
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